Cada vez más especialistas en salud y sitios web especializados en bienestar y salud, recomiendan a las personas mayores de 50 años practicar yoga. Esto podría deberse a que el yoga puede ayudar a mejorar la flexibilidad y la movilidad, además de potenciar el equilibrio, retardar los problemas al andar relacionados con la edad, incrementar la energía, aliviar el dolor crónico y los comportamientos adictivos, reducir el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares, mitigar la depresión y la ansiedad, mejorar la calidad del sueño e, incluso, disminuir los efectos del envejecimiento a nivel celular.
De acuerdo con una encuesta, el grupo de personas de 50 años o más representa el 38% del total de los practicantes de yoga, convirtiéndolos en el segundo grupo más numeroso, solo después de las personas de entre 30 y 49 años. Si estás considerando empezar esta disciplina, es fundamental informarse sobre la mejor manera de comenzar.
La práctica de yoga para las personas mayores de 50 años es capaz de comprender y de trabajar con las diferencias entre los cuerpos más jóvenes y los más maduros, en lugar de pretender que esas diferencias no existen.
Todos los cuerpos son diferentes y en general se vuelven menos resistentes a medida que envejecemos. Se experimenta un descenso en la fuerza muscular, en la elasticidad del tejido conectivo y en la densidad ósea, de forma más marcada en mujeres. Esta combinación nos hace más vulnerables a las lesiones. Las mujeres en menopausia, al perder la función ovárica van a dejar de producir estrógenos, lo que va a tener repercusiones a nivel óseo y muscular entre otros. La densidad ósea disminuye bruscamente durante la perimenopausia tardía, de ahí que una de las principales preocupaciones de las mujeres menopáusicas sea el deterioro de la salud ósea. Los cambios en la composición corporal que se producen en las mujeres en la mediana edad también afectan a la masa muscular, que a diferencia de la masa grasa, parece disminuir. Aunque la disminución de masa muscular asociada a la edad no puede atribuirse actualmente a la menopausia, aunque parece que este proceso degenerativo se produce más rápido después de la menopausia.
El yoga puede ayudar a las mujeres en la menopausia
En la actualidad se han realizado numerosos estudios en los que se refleja la utilidad de la práctica del yoga en la salud mente-cuerpo. Los cambios producidos durante la menopausia pueden traer consigo alteraciones a nivel corporal y psicológico con lo que la práctica del yoga se puede considerar un buen complemento en estas mujeres.
Es necesario el conocimiento de yoga entre los profesionales y fomentar la práctica de esta técnica durante la menopausia a todas las mujeres debido a sus beneficios en la salud mente-cuerpo y por tanto mejorando la calidad de vida. Si bien es cierto que el yoga directamente no mejora la sintomatología vasomotora como son los sofocos, sí que puede ayudar con el insomnio y con la gestión del estrés y ansiedad. Lo que al fin y al cabo repercutirá indirectamente en un mejor bienestar emocional y por tanto físico.
También la toma de suplementos naturales con dosis efectivas y científicamente avaladas como los de Madequa específicos para cada una de las etapas de la menopausia pueden ayudarte a cuidar tu salud de manera integral, unido a un estilo de vida saludable podrás transitar esta etapa con confianza y bienestar. Y si aún no sabes en qué etapa de la menopausia te encuentras puedes realizar nuestro test.
Beneficios del yoga
Practicando yoga en casa o asistiendo a clases de yoga en un estudio, recuperarás gradualmente flexibilidad en todo el cuerpo, así como un mejor tono muscular.
El ejercicio de mantener las posturas durante distintos periodos de tiempo permitirá a tu cuerpo fortalecer suavemente las distintas cadenas musculares en una buena posición.
Con ejercicios regulares de yoga, la columna vertebral y todos los músculos que la rodean recuperan movilidad y flexibilidad. El dolor de espalda se reduce y el cuerpo se endereza, ayudándote a cuidar tu higiene postural.
La práctica regular de ejercicios de yoga también mejora la flexibilidad de las articulaciones, pero, sobre todo, aliviará el estrés y la ansiedad.
El yoga es una actividad que te ayuda en la práctica de ejercicios de respiración y relajación, y sabemos que el estrés crónico (mantenido en el tiempo) es un factor muy perjudicial para la salud tanto en mujeres como hombres.
El yoga puede ayudar a sobrellevar el estrés, el cual influye mucho en el momento de aparición de la menopausia, se ha visto que a mayores niveles de cortisol (hormona del estrés) menores niveles de estrógenos, lo que puede acelerar la entrada en menopausia, así como incrementar la sintomatología. Se ha demostrado que quienes practican yoga con regularidad desarrollan una mayor tolerancia al dolor con el tiempo, lo que puede ser no tanto por la parte física de la práctica de yoga si no más por la parte espiritual y de conexión con el cuerpo y con una misma. La práctica de ejercicio físico, combinando ejercicios de fuerza con ejercicios aeróbicos e incluyendo el yoga o pilates, es una combinación que ayuda a ganar masa muscular evitando la sarcopenia (pérdida de masa muscular) y a su vez protegemos los huesos, lo cual es clave en mujeres en menopausia en donde el riesgo de osteoporosis (pérdida de densidad ósea) se incrementa mucho.
En resumen, el yoga parece contribuir a mejorar la calidad de vida, en combinación con la práctica de otros deportes así como con una dieta saludable. Incluso la toma de suplementos puede ser una excelente opción para ayudar a ese cuidado integral de la salud de la mujer consiguiendo un bienestar general. Especialmente durante la menopausia cuando se pierde el efecto protector de los estrógenos.
¿Qué tipo de yoga es adecuado para mí?
Hay muchos tipos de yoga. Una práctica de alta intensidad como ashtanga, vinyasa o power yoga generalmente requiere que las manos soporten peso y es bastante dinámica, con numerosas transiciones. Estas prácticas pueden no estar indicadas para principiantes, sobre todo para los que carecen de un estado atlético.
Las clases de hatha o iyengar, las que están dirigidas específicamente a adultos de mediana edad o las que se centran en la alineación, así como también las clases introductorias o de aproximación al yoga pueden ser la mejor opción como primera toma de contacto.
Las clases de Kundalini, que se basan en posturas sentadas, cantos y trabajo con la respiración también pueden ser beneficiosas.
El yin yoga y el yoga restaurativo (dos prácticas de suelo que se enfocan en mantener posturas durante largo tiempo) y el yoga con silla (donde la silla es utilizada como apoyo en muchas posturas) son excelentes para todo tipo de personas, pero especialmente para las personas de mediana edad que empiezan a hacer ejercicio y pueden tener dificultades en encontrar el equilibrio.
Lo primordial es escuchar tu cuerpo y encontrar aquella práctica que más se ajuste a tus necesidades, fluir sin forzar.
¿Dónde? ¿Cómo?
Incluso dentro de cada tipo de yoga, las clases varían enormemente dependiendo del instructor.
Date una vuelta y conoce diferentes centros de yoga y asesórate sobre los diferentes estilos:
- Busca un maestro que se preocupe por tus necesidades y lesiones o problemas que puedas tener y que esté interesado en que su práctica sea productiva para ti.
- Encuentra a alguien que te dé instrucciones cuidadosas, te enseñe posturas que parezcan útiles y posibles y que te ofrezca indicaciones que tú puedas interpretar fácilmente.
Explicar a tu instructor las lesiones y los problemas que tienes es esencial, así evitarás hacer movimientos que puedan ser contraproducentes para tu salud. Tus instructores también te ayudarán a modificar posturas que puedan ser problemáticas para ti o te sugerirán alternativas.
Conoce tus metas
Si en lugar de logros (como llegar a una postura determinada) ves el objetivo de la práctica de yoga como una mejora para bienestar físico y mental, las posturas se vuelven menos importantes, se convierten más en un medio que en un fin. Estarás entonces menos dispuesta a hacer cualquier cosa en el corto plazo que pueda lesionarte, ya que esto interferiría con tu objetivo a largo plazo.
Los beneficios que el yoga te dará para tu bienestar no dependen de lograr una postura más difícil o espectacular, ni de ir al ritmo de la persona que está a tu lado, ni tampoco de practicar una postura tal como lo hace tu maestro. Los beneficios se derivan de una práctica consistente y consciente de las posturas que desafían tu rango de movimiento y tu fortaleza de manera sustentable en el tiempo.
El yoga nos ayuda a escuchar nuestro cuerpo y a empoderarnos al fomentar una conexión profunda entre la mente y el cuerpo. A través de la práctica de posturas (asanas) y técnicas de respiración (pranayama), aprendemos a ser más conscientes de nuestras sensaciones físicas y emocionales. Esta consciencia nos permite identificar y liberar tensiones acumuladas, mejorar nuestra postura y aumentar nuestra flexibilidad. Al mismo tiempo, el yoga nos enseña a aceptar nuestras limitaciones y a celebrar nuestros progresos, lo que fortalece nuestra autoestima y nos empodera para enfrentar los desafíos de la vida con una actitud más equilibrada y positiva.
Referencias
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