El llamado síndrome post-vacacional, también conocido como estrés o depresión postvacacional, es un concepto que se refiere a la ansiedad o presión emocional que debemos afrontar al readaptarnos a las tareas laborales después de un período vacacional.
El síndrome post-vacacional no se puede considerar como una enfermedad sino como un proceso adaptativo a la vida laboral después de las vacaciones que, para algunas personas, puede resultar difícil.
¿Existe realmente el síndrome postvacacional?
No existe consenso en la sociedad científica sobre la definición exacta o la existencia real de este “síndrome postvacacional”, pero se considera que es producto de que en gran parte de nuestro entorno el trabajo se tiene por una actividad negativa, obligada y sacrificada; en las sociedades en que se considera el trabajo como algo creativo, con sentido por sí mismo y digno para el ser humano, el estrés postvacacional prácticamente no existe.
Es muy difícil elaborar un perfil concreto de los trabajadores que son más propensos a sufrir esta sensación, pero sí se puede hacer una aproximación basada en el entorno de trabajo y las características personales. De esta manera, cabe destacar que las personas con mayores probabilidades de sufrir este síndrome son aquellas que tienen una menor resistencia ante la frustración.
También aquellos trabajadores que disfruten de vacaciones más largas, además de las que trabajan en un entorno desagradable, los que no se ilusionan por su trabajo y los que lidian con un mal jefe, ya sea porque no les valora o porque le consideran incompetente.

¿Qué es y por qué se produce el síndrome postvacacional?
La readaptación a la vida laboral después de las vacaciones incluye cambios de horarios, de obligaciones y de estilo de vida en su conjunto. Todo ello conforma un proceso normal de adaptación, que en algunos casos llega a ser más intenso y produce en quien los sufre molestias psicológicas y/o físicas.
En la mayoría de las personas la vuelta a la “normalidad laboral” no supone ningún trastorno, sino más bien al contrario, ya que vuelve con ilusión a la actividad productiva en especial para quienes el entorno laboral es favorable y se compone de actividades gratas y creativas con un desarrollo de relaciones sociales satisfactorias.

Síntomas y diagnóstico
En algunos casos, la presión de la vuelta al trabajo llega a ocasionar verdaderos cuadros de estrés agudo con todas las manifestaciones emocionales, del comportamiento y físicas que lo caracterizan: malestar, ansiedad, depresión, disminución del rendimiento, palpitaciones, sudoración, aumento de las frecuencias respiratoria y cardíaca, temblores, cambios de humor, etc. Estos signos y síntomas de estrés los manifiestan con mayor frecuencia las mujeres, probablemente por desarrollar actividades en un entorno socio-familiar de mayor presión.
Si estos cambios adaptativos se perpetúan más allá de unos días, puede aparecer un verdadero síndrome de ansiedad generalizada o un llamado estrés crónico que manifestará una clínica específica y que puede requerir tratamiento específico, si se llega a esta situación lo mejor es consultar con un especialista.
Se han consensuado internacionalmente unos criterios sobre el síndrome postvacacional: presentar síntomas emocionales o comportamentales en respuesta a un factor estresante identificable dentro de los tres meses siguientes a su aparición, de manera previa a un trastorno depresivo o trastorno de ansiedad.
Muy pocos casos de estrés postvacacional precisan de un abordaje profesional, ya sea médico o psicológico. Para superar las molestias derivadas de esta mala adaptación al cambio de vida desde las vacaciones a la vida laboral, se recomienda seguir algunas pautas:

Empezar de manera gradual con la intensidad del trabajo, de menos a más intensidad, siempre intentando comenzar por las tareas más gratas.
Aprovechar los tiempos de descansos o de la comida para volver a alguna actividad agradable, para las relaciones sociales o familiares.
Dormir adecuadamente, alrededor de las ocho horas.
Mantener horarios regulares tanto durante el día como en las horas de acostarse y levantarse.
No “llevarse trabajo a casa”, dejar en el trabajo lo concerniente a éste.
Practicar ejercicio físico moderado, si es posible a diario.
Seleccionar aquellas actividades que podemos llevar a cabo, y delegar aquellas para las que no estamos tan preparados.
Mantener una actitud realista y proactiva, sin sopesar una y otra vez, de manera repetitiva y poco productiva, todas las alternativas a las cuestiones planteadas.
Plantear los problemas laborales del modo más simple y esencial posible, prescindiendo de los detalles y sopesando la esencia para encontrar las soluciones.
Halagar el trabajo bien hecho de las personas a nuestro alrededor y corregir las conductas inapropiadas o negativas en cuanto surjan de modo sutil pero firme.
Practicar la relajación en intervalos regulares, eliminar pensamientos erróneos o ideas irracionales que puedan darnos ansiedad.
Intentar limitar su aparición
Programar el regreso a casa de manera anticipada y relajada…..es decir, no volver de las vacaciones justo el día anterior a la vuelta al trabajo, sino que es recomendable volver un par de días antes, para prepararnos física y mentalmente para el retorno a la actividad laboral.
Al llegar al trabajo, no empezar la actividad de modo brusco e intenso, sino que es beneficioso permitirse un tiempo para compartir las experiencias vacacionales con los compañeros y compañeras y así crear un buen ambiente de inicio laboral.
Mantener reuniones relajadas de inicio de ciclo, para definir y detallar los objetivos para el período que se inicia, los medios y las expectativas del equipo.

Algunos suplementos que pueden ayudarte
Superar el síndrome postvacacional y adaptarse nuevamente a los hábitos de trabajo, estudio y ejercicio puede desencadenar sensaciones de cansancio y estrés. Incorpora de nuevo tus hábitos alimenticios saludables, y si, necesitas un poco más, el uso de un suplemento te puede ayudar ante los cambios estacionales y la sensación de no llegar a todo.
Complejo B: las vitaminas B son necesarias para el funcionamiento del cerebro y sistema nervioso.
Zinc y Selenio: la alteración de los niveles de estos minerales está relacionada con trastornos del estado de ánimo.
Ácidos grasos omega-3: el cerebro es el órgano con mayor cantidad de fosfolípidos en el organismo, ya que son necesarios para su funcionamiento normal.
5-HTP: es un efectivo elevador del ánimo, debido a su efecto potenciador sobre los niveles de serotonina cerebral. Además aumenta el nivel de endorfinas.
L-fenilalanina y L-tirosina: precursores de sustancias básicas para nuestro estado de ánimo.
Hipérico: Posee un efecto inhibidor sobre la pérdida de serotonia. Mejora síntomas como la ansiedad, apatía, alteraciones del sueño, baja autoestima.
Rodiola: adaptógena que nos ayudará a mejorar la resistencia del organismo frente al estrés.

https://www.psicologiamadrid.es/sindrome-postvacacional-depresion-y-ansiedad/
https://muysaludable.sanitas.es/salud/sindrome-postvacacional-podemos-aliviar-efectos/
https://www.salud.mapfre.es/cuerpo-y-mente/psicologia/sindrome-post-vacacional/
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