El calor favorece la aparición de este problema gastrointestinal, cuyo principal síntoma es el aumento de las deposiciones.

Las gastroenteritis pueden producirse en verano por diferentes causas, entre las que se encuentran:

Por virus intestinales, que además son muy contagiosas. Los síntomas son diarreas durante 3-4 días, vómitos, malestar y, en ocasiones, fiebre de 37 o 38ºC.

Por bacterias. En la mayoría de las ocasiones se trata de bacterias muy similares a las que se encuentran en la flora intestinal. Sin embargo, en algunos casos, como la salmonelosis, son infecciones originadas por bacterias que pueden provocar la inflamación del intestino. Ejemplo de esto es la salmonelosis, que puede surgir por la contaminación alimentaria. Los síntomas son más intensos, generando malestar y, en ocasiones, fiebre alta y sangre con la deposición.

Por parásitos microscópicos. Pueden aparecer por no lavar bien las verduras o en agua de pozos, aunque el riesgo es mayor en países con sistemas de aguas menos perfeccionados.

Señales que pueden ser preocupantes y a los que debemos poner especial atención :

·         Cuando los vómitos y la imposibilidad de beber no permiten recuperar los líquidos perdidos

·         La orina es de color oscuro, la boca está seca y se presenta demasiado cansancio

·         La fiebre supera los 38ºC

·         Las heces tienen sangre

·         La diarrea se prolonga más de 3-4 días

Debes consultar a un médico en caso de que tengas alguno de estos síntomas.

En cuanto a la alimentación, los médicos nos indican que la dieta blanda no ha demostrado servir para nada y puede ser contraproducente. Además, en caso de realizarse, no se debe prolongar durante más de 3-4 días. También debemos evitar aquellos alimentos más densos, como la carne y las legumbres.

Por último, se debe realizar reposo y prescindir de la toma de antibióticos si no están prescritos por un médico, ya que solo resultan útiles en la diarrea bacteriana. Sobre esta última, es importante realizar un cultivo de las heces para intentar averiguar qué microorganismo está produciendo el problema, y, con frecuencia, es necesario administrar antibióticos o antiparasitarios para que se resuelvan.

Cuando aparece la diarrea, erróneamente se suele tomar algún medicamento para tratar de pararla. Sin embargo, los médicos nos aconsejan no tomar fármacos antidiarreicos para ‘cortar la diarrea’, puesto que pueden ser peligrosos si es una diarrea infecciosa.

En cualquier caso, los médicos señalan que lo más importante es recuperar los líquidos perdidos con la diarrea, por lo que se intentará siempre la hidratación oral, a través de suero, agua, caldo, infusiones, etcétera. Por lo tanto, es fundamental ingerir líquidos con frecuencia.

Las vacaciones pueden conllevar la aparición de estreñimiento, que consiste en una disminución del número de deposiciones, así como dificultad para defecar.Los cambios en la rutina, el hecho de permanecer más tiempo fuera de casa y la mayor deshidratación que provocan las altas temperaturas explican que en verano nos estriñamos más.

A esto hay que añadirlos efectos secundarios del estreñimiento:

·         Pesadez

·         Falta de apetito

·         Dolor de cabeza

·         Distensión en el abdomen

Beber agua cada día, alrededor de 2 litros cada día u 8 vasos de agua. Mantenerse hidratado también ayuda a evitar los cálculos renales.

Llevar una dieta rica en fibra. En este sentido, se deben incluir cereales integrales, peras, fresas y otras frutas, frutos secos y espinacas y otras verduras.

Consumir menos grasas saturadas, puesto que, en general, contienen demasiada cantidad de sal, lo que puede favorecer la deshidratación del organismo.

Evitar consumir bollería industrial, que tiene bajo contenido en fibra, además de otros ingredientes no saludables.

Mantener los horarios de las comidas.

Realizar ejercicio.

Acudir al baño si se presentan ganas de defecación.

¡Cuidado con los laxantes!

Antes de recurrir a ningún producto para el estreñimiento es mejor contar con la valoración del médico, quien evalúa cada caso, los laxantes que venden en herbolarios y farmacias, que no necesitan la recomendación del médico, pueden ser contraproducentes, ya que el cuerpo se acaba por acostumbrar, lo que impide el movimiento natural del tracto intestinal y general cierta dependencia si se toma durante un tiempo prolongado.