Para realizar uno de los ejercicios más completos, sencillos y baratos simplemente basta calzarse unas deportivas y salir a caminar. Y en verano, ni siquiera. Puedes ir descalza a pasear por la orilla de la playa.
Caminar por la playa es un ejercicio cardiovascular suave, complemento ideal de otros deportes con mayor índice aeróbico y, sin duda, perfecto para desconectar, relajarnos y disfrutar de las vacaciones. Es una actividad excelente para el sistema cardiovascular y el sistema musculo-esquelético.
¿Como ayuda a tu Salud?
Caminar es una actividad física que no debe faltar en nuestra rutina diaria y en verano, pasear por la playa resulta muy relajante, además de saludable. Escuchar el mar y disfrutar del horizonte mientras caminamos permite que nuestra mente mejore, esté activa y despejada y consiga el relax que tanto se necesita en las vacaciones. Por eso, es aún más recomendable hacerlo sobre la arena de la playa cuando no haya mucha gente. El amanecer y la puesta del sol son horas en las que la playa está menos concurrida y lo mismo por la noche. El amanecer y el atardecer son los mejores momentos para pasear
Estos paseos por la orilla también aportan una serie de beneficios como son:
Quemas más calorías: para andar por la superficie blanda de la arena se usa más energía, ya que el esfuerzo que hacemos es mucho mayor a la hora de levantar el pie porque toda la musculatura de la pierna entra en juego: gemelos, sóleos, tobillos y cuádriceps. Esto se traduce en que se pueden quemar hasta un 50% más de calorías sin que apenas se note. De hecho, es muy posible que ni siquiera se rompa a sudar.
Fortalece los músculos y los huesos: el esfuerzo físico adicional que implica levantar el pie de la arena fortalece los músculos, las articulaciones y los tendones de pies y tobillos. Caminar por la playa resulta más fácil para las articulaciones y casi sin sufrir impacto debido a que la arena es una superficie blanda. Esto previene lesiones y ayuda a aumentar la fuerza. La exposición al sol favorece la absorción de vitamina D, que es la responsable de que el cuerpo absorba y sintetice el calcio. Esto contribuye a que nuestros huesos se mantengan fuertes y sanos.
Activa el sistema circulatorio: un paseo por la orilla activa el sistema circulatorio estimulando en mayor medida el flujo sanguíneo. Esto es muy recomendable para las personas con varices, hinchazón de tobillos o edemas en las piernas.
Disminuye el estrés y mejorar el estado de ánimo: las actividades al aire libre junto al mar, relajan y mejoran la salud mental y la autoestima. Al respirar aire limpio se aumenta la oxigenación del cerebro, lo que favorece la creatividad, y está comprobado que la estancia en la naturaleza ayuda a rebajar la tensión arterial y los niveles de cortisol.
Exfoliación natural: la arena de playa es uno de los mejores exfoliantes de la naturaleza. Su estructura de grano fino es el instrumento ideal para eliminar las células muertas de nuestra piel. El poder exfoliante de la arena combinado con la sal del mar aportan mayor suavidad y elasticidad a nuestra piel, ayudan a eliminar las impurezas y a mantenerla suave y tersa.

El Mar como Terapia
Muchas personas experimentan una agradable sensación de calma, relajación y bienestar cuando está cerca del agua. ¿Por qué? Después de varios estudios, la neurociencia piensa que la explicación radica en nuestro cerebro y que estar cerca del mar nos afecta tanto física como psicológicamente.
Varios neurocientíficos como M. Rudd, R.A. Baron o M.C. Diamond han estudiado cómo afecta el mar a nuestro cerebro, llegando a la conclusión que la inmensidad que proyecta provoca un estado de fascinación, conmoviendo profundamente nuestra psique. La percepción del mar como algo inmenso y plácido, pero que a la vez puede ser terrible y capaz de matarnos genera una experiencia única, que induce cambios positivos en nuestros esquemas mentales gracias a cómo nuestra mente intenta procesar este paisaje.
De la misma forma, el mar provoca un cambio en la percepción del tiempo, que parece pasar mucho más despacio e incluso detenerse, haciéndonos sentir en muchos casos como si estuviéramos dentro de una burbuja. La creatividad es otro de los factores que parece potenciarse, ya que al relajar nuestros procesos mentales, se activa la red neural por defecto y en ese estado de tranquilidad en presencia de la inmensidad del mar llegan al cerebro ideas más brillantes, claras y creativas.
Básicamente, el efecto relajante del mar se debe a que le da una especie de vacaciones a nuestro cerebro de la sobreestimulación a la que nos exponemos continuamente. De hecho, vivimos en un entorno sobrecargado de estímulos, estos nos bombardean provocando una sobrestimulación que genera un estado de tensión constante que nos impide relajarnos.
El movimiento del mar y su inmensidad tienen un efecto casi hipnótico, el cual genera esa sensación de tranquilidad y bienestar que nos permite recargar energía.
Por otro lado, su color azul favorece la respiración y contribuye a bajar la tensión arterial. Según la cromoterapia, el color azul ayuda a hacer desaparecer el miedo de los pensamientos, a mirar al futuro y nos anima a cambiar, a aprender.
Tampoco podemos olvidar su sonido, que hace que acompasemos su ritmo con nuestra respiración, fundamental en la relajación. Cuando un sonido es constante y repetitivo, hace que nos concentremos en él más fácilmente, porque se aumenta la proporción de neurotransmisores en el cerebro.
Su inmensidad ayuda a que desparezcan pensamientos de rumiación, preocupaciones y obsesiones. Se produce una desconexión con nuestra realidad cotidiana, una ruptura beneficiosa para nuestra mente. Un espacio tan abierto que se une con el cielo fomenta la creatividad, deja volar la imaginación.
El olfato es el sentido más emocional. Los olores son evocadores de recuerdos y despiertan intensas emociones. El olor del mar es una mezcla de sustancias químicas procedentes de la sal, peces, crustáceos, rocas mojada y DMS (sulfuro de dimetilo, que curiosamente, es el que aporta ese olor tan característico al mar). El mar huele a vida y si alguna vez hemos sentido emociones placenteras junto al mar, su olor nos despertará de forma inmediata las mismas emociones.

Beneficios Psicológicos
Induce un estado meditativo
El sonido de las olas del mar estimula un estado meditativo y potencia una actitud de atención plena (el llamado «mindfulness»). De hecho, este sonido se utiliza a menudo en las sesiones de relajación pues se ha demostrado que genera cambios en las ondas cerebrales. Específicamente, promueve las ondas alfa, las cuales se han vinculado con un estado de atención sin esfuerzo. Estas ondas aparecen cuando estamos tranquilos y relajados pero también tan concentrados que todo a nuestro alrededor desaparece, incluso el tiempo.
Estimula la creatividad.
Igualmente, cuando estamos cerca del mar, nuestro cerebro cambia su modo de funcionamiento, pasa del modo “ocupado” al modo “relajado”. Lo interesante es que en este modo se activa la red neural por defecto, que es precisamente la que se ha vinculado con el insight y la aparición de las ideas más originales y creativas. Lo que sucede es que el mar nos permite dejar de lado nuestras preocupaciones y hace que la zona prefontral de nuestro cerebro ceda el control, dejando que fluya libremente la creatividad. En este estado nos mostramos más abiertos a las experiencias y somos menos críticos.
Genera un poderoso estado de asombro y admiración
No hay nada como contemplar la inmensidad del mar para experimentar esa sensación mezcla de asombro y admiración ante la inmensidad. En este sentido, psicólogos de la universidades de Stanford y Minnesota han descubierto que esta experiencia puede potenciar una profunda sensación de bienestar. Este tipo de experiencias expansivas nos obligan a cambiar nuestro esquema mental para poder procesar lo que estamos viviendo, de manera que se produce un cambio drástico en nuestra manera de pensar e incluso influye en la toma de decisiones, haciendo que pensemos más en los demás y seamos más generosos.
Mejora el desempeño cognitivo.
El entorno en el que nos desenvolvemos está cargado de iones, tanto negativos como positivos. Se ha descubierto que los iones positivos, como los que emiten la mayoría de los equipos electrónicos, drenan nuestra energía. Al contrario, los iones negativos, que son comunes en el mar, generan un estado de activación. De hecho, un estudio realizado en el Mount Carmel College de Bangalore desveló que los iones negativos tienen un efecto positivo en nuestro desempeño cognitivo.
Estos psicólogos sometieron a los participantes a diferentes test de memoria, atención y toma de decisiones y apreciaron que su desempeño disminuía cuando la atmósfera estaba cargada de iones positivos y aumentaba cuando habían más iones negativos. Otro estudio realizado en la Universidad de California desveló que los iones negativos también estimulan la producción de serotonina en el cerebro, lo cual contribuye a que nos sintamos más relajados y a la vez llenos de energía.
El mar y la meditación
La meditación ha probado sobradamente sus beneficios en el cerebro humano. El estado meditativo potencia la estimulación de las ondas cerebrales, que pueden llegar incluso a cambiar. En este caso son las olas del mar las encargadas de inducirnos a estados de atención plena. El sonido y su efecto logra que las ondas alfa del cerebro, que se vinculan a la relajación y la tranquilidad, permitan que todo a nuestro alrededor parezca desaparecer.

Recomendaciones
Antes de iniciar el paseo, camina durante unos minutos por una superficie sólida, en la acera o el paseo marítimo, para calentar los músculos de los pies y los tobillos. También te servirá la arena compacta.
Usa calzado apropiado. Caminar por la playa no implica hacerlo necesariamente descalzo. Si vas a dar un paseo muy largo usa unas sandalias o un calzado deportivo adecuado, que te sujete el pie y lo proteja de los cantos, las rocas afiladas y posibles restos de vidrio o metal escondidos en la arena.
Camina descalzo solo distancias cortas, sobre todo si eres principiante, y ve aumentando poco a poco el recorrido. Hacerlo durante demasiado tiempo puede provocar calambres en las piernas y dolor en los tendones y los músculos de los pies. Y hazlo mejor con las olas rompiendo sobre tus tobillos.
Lleva siempre una botella de agua, para hidratarte y que el sol y el calor no te pasen factura. Y tampoco te olvides nunca del protector solar; conviene renovar su aplicación con frecuencia.
Camina sobre arena blanda. Harás mucho más ejercicio y te permitirá aumentar tu fuerza y ganar resistencia.
Si eres principiante, realiza la mayor parte de la caminata sobre la arena compacta cerca del agua, y "entrena" los músculos durante una parte del recorrido sobre arena suave.
Si lo que te gusta es correr, hazlo por la arena dura para evitar lesiones.
Camina en las dos direcciones de la playa. Debido a la pendiente, se camina siempre con un pie más alto que otro, lo que puede provocar tensiones y lesiones. Intenta guardar equilibrio entre ambas piernas.
Usa la brisa en tu favor. Comienza el paseo en contra del viento para que a tu regreso, cuando estés más cansado, te dé en la espalda y no tengas que luchar contra él.
¿A QUÉ HORA ES RECOMENDABLE CAMINAR?
Como cualquier otra actividad física que realizamos en verano, hay que evitar pasear por la playa en las horas de más calor, optando por las primeras horas del día o las últimas de la tarde, es imprescindible utilizar protección solar alta y aconsejable protegerse con alguna gorra o sombrero.
En cuanto al tiempo, lo ideal es una hora larga porque menos de 45 minutos no se puede considerar ejercicio.
Caminar a ritmo vigoroso e intenso, lo que se denomina power walking y mantener la postura erguida, metiendo el ombligo hacia dentro y siguiendo las conocidas recomendaciones de Pilates, además de mover los brazos con energía y cuidar la posición del mentón para proteger la zona cervical nos ayudarán a conseguir esos resultados de gimnasio que buscamos. ¡Toma nota y a pasear!

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