Nuestras manos son una carta de presentación tan importante como nuestro rostro.... las utilizamos para saludar, acariciar y trabajar en nuestras relaciones sociales, afectivas y laborales, por lo que su suavidad y su aspecto determinan la imagen que reflejamos de nosotros mismos.
Además, la piel del dorso de nuestras manos refleja nuestra edad y el estado de nuestra salud.
¿Cómo es la piel de las manos?
La piel de las manos se diferencia de la del resto del cuerpo en su grosor y en el número y tipo de glándulas y terminaciones nerviosas que posee.
Mientras que las palmas tienen una piel gruesa y resistente, la piel del dorso es más sensible y fina, parecida a la del contorno de los ojos y el cuello.
Las principales características de la piel de las manos son :
- Las palmas de las manos tienen una piel gruesa, no tienen glándulas sebáceas, aunque sí poseen muchas glándulas de sudor.
- Debajo de la piel de las palmas hay una buena capa de grasa que sirve de almohadilla protectora.
- Los dedos tienen muchas terminaciones nerviosas, por lo que tienen gran sensibilidad al frío, al calor y al dolor.
- La piel del dorso de las manos es muy fina y apenas tiene vello. Las glándulas sebáceas a ese nivel también son pequeñas y producen poca grasa (por tanto el manto lipídico de la piel que la hidrata y la protege es escaso).
- Debajo de la piel del dorso de las manos casi no hay grasa, y por eso podemos ver los vasos sanguíneos que pasan por debajo.
¿Qué puede dañar la piel de las manos?
La piel de las manos está continuamente expuesta a la suciedad, los roces, el aire, el sol, y las diversas sustancias que tocamos.
Cuando las exponemos con frecuencia (o sin la debida protección) a uno o varios de estos factores, la piel se irrita y aparecen síntomas como sequedad, picor, rojez, grietas dolorosas o callosidades. Habitualmente la mano más dañada es la que más utilizamos (la mano derecha en personas diestras y la mano izquierda en personas zurdas).
Las causas más frecuentes son:
- Manejar sustancias irritantes sin guantes (detergentes, lejías, productos químicos necesarios para nuestro trabajo o nuestros hobbies).
- Someterlas a una fricción constante (como ocurre en determinados oficios o por la práctica de algunos deportes).
- Lavar las manos con jabones agresivos o que resequen la piel (por ejemplo, los geles hidroalcohólicos).
- Lavar las manos con excesiva frecuencia. Si es preciso hacerlo, hay que emplear productos muy suaves y aumentar la frecuencia de la hidratación.
- Cocinar alimentos ácidos y con azúcares y no lavarnos adecuadamente las manos al terminar.
- No hidratarlas adecuadamente para compensar la escasez de manto lipídico natural.
- Tener alergia a las sustancias que tocamos (los tintes, los cementos y los pegamentos son algunas de las sustancias que dan alergia con mayor frecuencia).
- No protegerlas del sol, del frío y del viento.
Aparte de los agentes externos, algunas enfermedades como la psoriasis, el eccema dishidrótico o ciertas enfermedades genéticas se manifiestan de manera específica en las manos.
9 Consejos para cuidar tus manos
¿Eres consciente del trabajo que realizan tus manos cada día? Cuidar y proteger la piel de tus manos es más importante de lo que imaginas. De nada sirve tener una manicura perfecta si nuestras manos lucen castigadas. La clave para evitar arrugas y manchas está en la hidratación.
Te detallamos 9 tips para que tus manos luzcan hidratadas y perfectas... sigue nuestros 9 consejos y protege tus manos.
1. Lava tus manos con agua tibia.
Las altas temperaturas resecan la piel y contribuyen a la deshidratación, aunque el agua caliente puede ser muy agradable, te recomendamos que moderes la temperatura e intentes lavar tus manos con agua tibia tirando a fría. Sigue este consejo también en invierno.
2. Usa jabón que respete el pH de tu piel.
Cuida tu piel con productos que equilibren el pH, en el caso de las manos también debes tenerlo en cuenta.
Busca un jabón con pH neutro que mantenga la acidez de tu piel y te proteja de bacterias y patógenos y no laves tus manos más de lo necesario.
3. Seca bien tus manos después de lavarlas.
La humedad es el gran enemigo de tu piel. Para evitar irritaciones y grietas en tu piel te aconsejamos tener especial cuidado y secar perfectamente tus manos después de cada lavado.
4. Mantén la piel hidratada.
La clave está en la hidratación, el consejo de los especialistas es que hidrates tus manos mínimo dos veces al día.
5. Usa guantes para protegerte del frío.
En invierno, no te separes de tus guantes y en verano no sometas tus manos a altas temperaturas.
6. Protégete del sol.
Si expones tus manos al sol, utiliza una crema con protección solar, evitarás resecar tus manos y frenar el envejecimiento prematuro , además de las manchas y pigmentación que surgen con la edad.
7. Cubre tus manos al realizar las tareas domésticas.
Los guantes son imprescindibles cuando trabajamos con productos de limpieza. La composición química de estos productos acostumbra a ser extremadamente dañina para nuestra piel.
8. Exfolia tu piel una vez a la semana.
Cuando exfolies tu rostro o cuerpo, no te olvides de la piel de tus manos. Elimina la piel muerta una vez a la semana.
9. El tabaco es un gran enemigo para tus manos.
¿Dedos y uñas amarillentos? Es difícil evitarlos si fumas. El tabaco contribuye al deterioro de tu piel y al envejecimiento prematuro.
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