Aires acondicionados : como ahorrar y ayudar al medioambiente
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Según un estudio de Berkeley, antes de 2030 habrá instalados alrededor de 700 millones de aparatos de aire acondicionado en todo el mundo. A este ritmo, en 2050 serán 1.600 millones los equipos.
¿Y cómo hacer que esto no impacte negativamente en el medio ambiente?
A través de dos vías:
Un aumento de la eficiencia en la fabricación de nuevos aparatos para reducir el consumo energético y, en consecuencia, provocar la disminución de la huella de carbono de la industria.
La innovación en la fabricación de estos sistemas para luchar contra el calentamiento global, como por ejemplo, usar refrigerantes de menos PCA (Potencial de Calentamiento Atmosférico)
Ambas medidas se observan en el Protocolo de Montreal, un tratado internacional que entró en vigor el 1 de enero de 1989 y que fue diseñado para proteger la capa de ozono al reducir la producción y el consumo de numerosas sustancias que son responsables de su desgaste.
En definitiva, reducir las emisiones es responsabilidad de empresas, instituciones y ciudadanos. Pero, ¿qué puedes hacer tú como consumidor para minimizar el impacto en el medio ambiente? Pese a que gran parte de la responsabilidad recae en la industria de la climatización y la refrigeración, es importante tener en cuenta que desde casa también puedes cuidar el medio ambiente cuando hablamos de este sector.
El uso inteligente de los aparatos electrónicos, como es el caso de los aires acondicionados, beneficiará al medio ambiente, pero también ayudará a tu bolsillo y a tu bienestar. Para mantener el ambiente de tu hogar lo más fresco posible, tienes que saber utilizar este equipo de manera adecuada. El buen uso de los aparatos eléctricos se traduce en un consumo de energía más eficiente, una reducción de la huella medioambiental y un ahorro en la factura de la luz.
Según datos de Idealista, en Sevilla, el 70,2% de las viviendas están climatizadas, el 55,8% en Madrid, el 53,2% en Valencia, el 52,9 % en Barcelona o el 51,9% en Alicante. Y aunque su instalación se ha convertido en calidad de vida, si conseguimos desarrollar aires acondicionados un tercio más eficientes y, a la vez, eliminar los hidrofluorocarburos (gas de efecto invernadero utilizado por los equipos para refrigerar) supondría, en términos de reducción de emisiones, un impacto mucho mayor que algunos grandes proyectos de energía renovables.
Antes de ponerlo en marcha, cuando todavía faltan unas semanas para que llegue el verano, podemos aprovechar las posibilidades de refrigeración natural que sigue ofreciendo nuestra vivienda sin recurrir a él.
Estamos hablando de medidas tan sencillas como echar las cortinas y bajar las persianas hasta dejarlas a un dedo durante las horas centrales de sol, y de ventilar la casa abriendo las ventanas a primera hora de la mañana o cuando cae la tarde. Gestos en apariencia simples pero que son la manera más eficaz y económica de refrigerar el ambiente interior del hogar sin recurrir todavía al aire acondicionado.
Usar los toldos y parasoles que evitan las radiaciones solares directas protegiendo ventanas y puertas, nos permitirá igualmente reducir la condensación de calor provocada por la irradiación solar.
También es aconsejable apagar las luces y los aparatos eléctricos que no se utilizan ya que, además de malgastar energía y multiplicar las emisiones urbanas de gases con efecto invernadero, son una fuente generadora de calor.
Si el calor aprieta , y pese al alto coste de la factura eléctrica decidimos poner en marcha el equipo de aire acondicionado, es conveniente recordar algunos aspectos básicos relacionados con su uso, pues no se trata de un electrodoméstico cualquiera ya que su abuso nos puede salir mucho más caro que con cualquier otro aparato, además de suponer un riesgo para la salud. Para evitarlo es aconsejable tener presente algunos consejos prácticos:
La principal apuesta para reducir los impactos asociados al desarrollo energético es la eficiencia energética.
Un compromiso del que deben formar parte las instituciones, las empresas y los ciudadanos.
El aparato debe contar con la debida certificación de eficiencia energética por una entidad homologada que reconozca el potencial de ahorro energético en el producto.
Se aconseja comprar los aparatos más eficientes (A+++), que pueden llegar a suponer un ahorro de un 40% en el consumo de energía en comparación con otros de menor clasificación.
Es importante colocar los aparatos de refrigeración de tal modo que les dé el sol lo menos posible y que haya una buena circulación de aire en torno a ellos, para que no se vean obligados a funcionar a una mayor potencia de la necesaria. En el caso de que las unidades exteriores estén en un tejado, es conveniente cubrirlas con un sistema de sombra (mediante un pequeño tejado o similar).
Tampoco deberías colocarlo cerca de fuentes de calor como el horno, ya que necesitarás más potencia para climatizar esos espacios.
Antes de encender el aire acondicionado, hay que asegurarse de que todas las ventanas y puertas estén cerradas para crear un correcto aislamiento.
A la hora de fijar la temperatura, la fórmula que no suele fallar es programar el aire acondicionado de forma que no se superen los 12 grados de diferencia con la temperatura exterior. Una temperatura estable entre 24 y 26 grados es suficiente para sentirnos cómodos y no malgastar energía.
La gran mayoría de equipos incluyen opciones que favorecen el ahorro, como el modo eco, que permite ahorrar en energía sin que el aparato deje de ser eficiente ajustando la potencia según la temperatura de forma automática. O modo sleep, que va incrementando la temperatura según transcurre el tiempo de funcionamiento, ya que cuando las personas descansan, su temperatura corporal baja.
Si salimos de la estancia climatizada por un periodo breve de tiempo, es mejor mantener el aire acondicionado encendido, pero a una temperatura media, creando un descenso progresivo de temperatura. El arrancar el aparato con el termostato muy bajo es un error ya que el equipo sufre y aumenta excesivamente el consumo.
Un buen truco para un consumo eficiente y responsable del aire acondicionado es apagar los dispositivos minutos antes de salir de casa. Además de reducir el consumo eléctrico, se contribuye a minimizar los cambios bruscos de temperatura en el organismo. La refrigeración de una sala no se pierde inmediatamente al apagar el equipo, sino que por efecto de la inercia se mantiene durante cierto tiempo después de desconectar el aire.
Para conseguir que el equipo sea lo más eficiente posible, es necesario un mantenimiento anual que consiste en la limpieza del filtro de la unidad interior, limpieza de la batería de la unidad exterior y comprobación de carga de gas refrigerante.
Los técnicos instaladores conocen cuáles son las necesidades de los hogares dependiendo de su orientación solar, tamaño de la sala y del uso previsto para el aparato. Ellos te aconsejarán a la hora de elegir el equipo más adecuado para ti. No olvides que una potencia menor o mayor de la que necesaria influirá en la óptima eficiencia del aire acondicionado.